Que difícil escribir algo sobre el valle de Katmandú que se aproxime a la experiencia vivida.
Que decir de la plaza Durbar en Patan.
De los falsos Shadus intentando vivir de los turistas
Del impresionante museo de Patan.
Del dolor de cuello de tanto mirar hacia arriba para admirar el trabajo de talla de madera en Katmandú, Patan y Bahktapur.
Visitar Boudha y encontrarte con un monje Indio.
O subir a Swayambhu y ver a un monje anciano ayudado por un monje joven que sale al atardecer para dar la vuelta a la estupa y orar.
Y a un monje niño y pensar que uno está empezando el camino que el otro está acabando pero ambos tienen el mismo rostro plácido de la aceptación de la vida.
Pasear por la calle y alucinar con casi todo.
Principalmente con la religiosidad de la gente y la expresión de la misma.
Y como no, los estímulos visuales y olfativos, basura por todos lados, ardiendo en plena calle, los ríos que atraviesan la ciudad convertidos en cloacas, las carnicerías que me dejan pasmado.
Y montones de españoles por todas partes.
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Me gusta la foto de la bici. No vuelvas pronto y disfruta
ResponderEliminarParece que hay menos gente que en India...
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